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martes, 23 de abril de 2013

Los ricos también lloran

Los ricos tambien lloran, sufren, sudan, se cortan y se encabronan.
Como sobreviviente de una escuela de cocina  de esas que  no son baratas les puedo decir que la cocina es una dulce madre que nos acoge a todos aquellos que disfrutamos el arte de llenar estómagos  pero tambien es una bitch que nos juzga por nuestro origen no humilde.
Antes de seguir aclaro: no soy estrato 50 y no voy a Miami cada fin de semana, pero cargo el lastre de haber estudiado es una escuela "bien". Y digo lastre porque aunque ame la escuela donde estudie y creo que recibí una buena formación es un sello que nos marca, que nos pre juzga.  Nos discrimina.
Y si, también es discriminación porque al empezar un nuevo trabajo siempre escuchas expresiones como: "Ahhh tu te graduaste de la escuela Pepito Perez...  seguro que quieres trabajar aquí?" o "Seguro allá los enseñan a mandar no a picar" o "Que va... tu no aguantas este ritmo". Y eso duele en el corazón de roastbeef que tenemos, porque aún sin conocernos asumen que el dinero compra el conocimiento y quien no se quema no sabe.
Soy cocinera y elegí darme látigo en una cocina, sé a lo que me enfrento y no tengo miedo. No piensen colegas de otras escuelas que aunque vaya en taxi, tengo tantas ganas de comerme el mundo como ustedes, mi habilidad se demuestra cocinando y creando.
Muestro con orgullo mis pocas cortadas y quemaduras, eso no demuestra que sé poco sino que soy cuidadosa y precavida así como me enseñaron.
Espero que con el tiempo pese más mi experiencia y mi reputación que mi diploma y dejen de subestimarme. Por ahora mientras la construyo... comeré y beberé.
Mis tocinetas caramelizadas, que el Alka Seltzer los acompañe!
COLETTE


sábado, 20 de abril de 2013

El concepto



¿Qué distancia debe haber entre un concepto y un producto? ¿Hasta donde un concepto amarra la creatividad gastronómica?



A veces uno va a sitios que a través de una marca te generan una idea, así me pasó con Crépe de France, fui la isla que queda en el Villa Country un sábado por la tarde y pedí un Crépe de Chorizo.

La cocina abierta donde puedes ver el proceso me pareció interesante pues te genera confianza como cliente, todo estaba muy limpio y prolijo. El personal disfrazado de Jean Paul, Gerard o Francois ponen el ambiente a tono.
La presentación realmente es la más adecuada en su conito tipo "to go" con un logo que aunque estético a mí me parece bastante obvio. 
Pero el punto es que si es un negocio que evoca toda la onda francaise con bandoneones de fondo y todo ¿Por qué ofrecen productos como una crépe con chorizo y maíz? ¿Que tiene eso de francés? ¿Me hace sentir toda Brigitte Bardot en un café parisino? 
Pues la respuesta es un contundente y bien marcado NO.
Vendamos cosas coherentes, que nos identifiquen, que ubiquen a nuestro cliente en algo, si diseñamos un plato cada cosa debe tener una razón de ser, cada elemento debe estar pensado de esta forma generamos en el cliente una experiencia y no solo una barriga llena.
La masa de la crépe tiene un sabor dulzón que empalaga cada bocado y el tomate estaba tan maduro que se deshacía, la verdad es que no me mató porque no tenía ningún sabor marcado, las cosas tiene que llevar una línea lógica, y no poner por poner. 
Si finalmente te decidiste por sacar una crépe de chorizo con maíz, primer error en una serie de errores, al menos marque el sabor que me sepa criollo, que me sepa a guiso con personalidad definida no en esa tibieza de sabores que son y no son.
No estoy diciendo que no vayan a Crépe de France, ni que es un mal negocio, ni mucho menos, mi punto es que si somos una empresa seamos coherentes y si somos clientes abramos un poco más la mente para no querer embutir un desgranado dentro de una crépe.

Sea lo que sea mis pequeñas tocinetas caramelizadas, coman y beban.... Y que el Alka Seltzer nos acompañe!

COLETTE