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martes, 3 de septiembre de 2013

QUE NO TE METAN GATO POR LIEBRE... O BASA POR MERO

Yo sé a ciencia cierta , porque lo he vivido, sufrido y parido que un restaurante es un negocio difícil, la competencia es despiadada, todos los días abren un restaurante y cierran dos.
Pero así como tenemos la responsabilidad de pagarle la EPS a los trabajadores, a la DIAN todo lo que no se merecen y de ponernos al día con los servicios públicos, señores  cocineros nuestra responsabilidad primordial es con el comensal, porque ese es el que hace que paguemos todo lo demás.
Nuestra responsabilidad con el cliente empieza con decirle que se está comiendo, adornar nuestro menú con palabras ricas, sabrosas es válido pero decirle que está comiendo mero o róbalo y es basa, no. Eso se llama engaño claro y sencillo así como el lenguaje que debemos usar.¿ Usted quiere poner róbalo en su carta? Pues compre róbalo sino puede darse ese lujo porque tiene un sistema de costos apretado, intente con productos como tilapia, cachama, mojarra, eso sí pescados y procesados  en Colombia.
El pangasius hypothalamus, o la basa es un pescado de la familia de los bagres que se cultiva en el río Mekong en Vietnam y que tarda de 18 a 22 días en llegar al país, se transporta surcongelado y no precisamente en agua bendita y aunque tengamos la suerte de adquirirlo en sitios donde se cumpla con toda la reglamentación  y tenga hasta la unción de un pastor su compra es perjudicial para los colombianos que echan sus atarrayas al rio y  para el pobre cliente que cree ingenuamente que ese bocado aguado y que no sabe a nada es mero.
Bendito marketing que nos envuelves en tu nube y después nos tiras desde allá arriba. Nosotros somos masoquistas, nos gusta que nos engañen y que nos vean la cara de bobos, el mero es un pescado firme y que sabe a mar y nucna cuesta menos de 40 mil pesos el plato. No me diga que si a usted le ofrecen un anillo de diamantes por 20 mil pesos lo va a comprar, sospeche!
Sé que este post sonó a regaño, pero realmente los restaurantes irresponsables se merecen un jalón de orejas, porque es fundamental que entendamos que nosotros como cocineros tenemos el poder de controlar el mercado, si no lo compramos no lo van a vender más,  los proveedores se acomodan a nosotros, no al revés. Nuestra responsabilidad es hacer una cocina sostenible que si bien consuma productos importados no los prefiera sobre los locales. Cocinemos y comamos con conciencia.
Mis tocinetas caramelizadas, a pensar en lo que comemos!
COLETTE