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miércoles, 17 de julio de 2013

En Barranquilla se baila, se come y se vive así.

Después de un periodo de cero inspiración, gracias a las peticiones de nuevo material por parte de nuestros fans (porque sí, tenemos fans) y a la aparición de una musa cafetera, Al Filo del Cuchillo ha regresado, y mas folclórico que nunca, porque vinimos dispuestos a declarar lo que somos y a defenderlo a capa y espada.

Evidentemente para este post decidí inspirarme en una canción de una mujer que ha cumplido el sueño de toda barranquillera, preñarse de un europeo, si ella, la comadre Shakira, esta artista que nos ha dejado en alto y ha invitado al mundo entero a que sepan lo que es Barranquilla.

Y gracias a ella y a muchos otros personajes distinguidos de la ciudad,  foráneos de todo el mundo han decidido venir y algunos hasta se han quedado viviendo en esta ciudad de arroyos peligrosos. Franceses, italianos, estadounidenses, y otros tantos primer mundistas han disfrutado de un raspao de kola con leche condensada, de sancochos y de uno de los favoritos de Colette, el chuzo desgranado.

Pero existe una raza en particular que se ha dedicado a boicotear nuestra existencia y aunque no ha podido quitarnos lo bailao, continúan jodiendonos la vida: los cachacos.

Antes de entrar en materia tengo que reconocer que no soy el mas barranquillero de todos, no soy hincha del Junior, no soporto el abultamiento que representan los carnavales, parezco una rana platanera porque soy inmune al sol caribe, y me da tirria montarme en un bus para transportarme en las calles ahuecadas de mi ciudad, pero algo si tengo claro, con mi ciudad nadie se mete, solo yo. Es como cuando tienes un hermano menor, lo molestamos hasta traumarlo pero como alguien tenga la osadía de meterse con nuestro propio, el verdulero recesivo que tenemos sale al ataque y lo defendemos como bestias sedientas de sangre.

Es asi que empiezo diciéndote a ti cachaco que estas leyendo esto, si vienes por voluntad propia u obligado a esta ciudad déjame decirte que aquí al perro caliente se le echa de todo menos huevo de codorniz, en los supermercados puedes encontrar patilla, piña, cilantro, mango y otros ingredientes caribe, no te expongas a la burla preguntando por frambuesas frescas, porque eso acá no existe, para frambuesas tenemos corozo, para embutidos tenemos butifarra y para calor tenemos raspao o boli.

Y hablando de calor, siempre seré un defensor de la República Independiente del Caribe, pagaría por ver la fila de cachacos en la embajada con sede en Fundación Magdalena, en su oportuno horario de atención de diez de la mañana a dos de la tarde con ese sol en temple, y a eso de las doce cuando llega el filo (hambre), ofrecerles el delicioso menú de mote de queso con guarapo sin hielo, pa ve si siguen con las ganas de conocer el mar.

Pero bueno soñar no cuesta nada, cachaco que llegas a la Arenosa, no te amargues, disfruta, conoce y sobre todo no te quejes, a diferencia de ustedes nosotros si somos buenos anfitriones y nos gusta mostrar lo que somos con orgullo, pero por favor no te hagas odiar.

Barranquilla es así, retrechera, con ínfulas  miamenses, con un calor indómito que raya muchas veces en lo corroncho, con lluvias que duran horas y arroyos que son noticia mundial,  pero así es esta ciudad bañada en mar y río, y no puedes hacer nada, aquí no hay términos medios la amas o la odias, como dije antes puede que no sea el representante mas digno de mi ciudad, pero la he vivido y la he gozado, y por eso puedo hablar con propiedad.

Me despido mi gente linda, mi gente bella a gozar que esta vida es muy corta
Lingüini

Una Oda A Lo Urbano

A mi me gusta la ciudad donde vivo, realmente disfruto vivir en Barranquilla, o al menos en la Barranquilla que conozco. Es fácil disfrutar a Barranquilla porque ella se deja llevar pero para amarla hay que entenderla. Mi ciudad no se caracteriza por lo tradicional, hablando en un sentido general, Barranquilla es más sobre vanguardia y así es su cocina. Su cocina se asienta en lo tradicional y se maquilla de modernidad, es irresistiblemente cautivadora!
Platos icónicos de la ciudad y de las ciudades circundantes hay por montones (porque valga la pena  anotar que Barranquilla se nutre gastronómicamente hablando,  de poblaciones como Sabanalarga, Soledad, Luruaco, Baranoa y todas las que mi amnesia geográfica no me permite mencionar)
Pero hay una joya en particular, una que tiene en el gremio cocinero más detractores que defensores, pero que al final de un turno de trabajo largo y boleado nos alegra la vida pero aún más el estómago. EL CHUZO DESGRANADO, pues sí en mayúsculas y todo.
Que no es un plato con un gran aporte nutricional, que no tiene ingredientes autóctonos, que es de dudosa procedencia, que es una americanismo, que es moralmente incorrecto, pero señoras y señores el chuzo ES y llegó para quedarse. Y como pasa con los iconos despiertan amores y odios por donde quiera que van.
El chuzo es jovencito, empezó en los años noventas fue revolucionario y está en un proceso de adaptación  y asentamiento en nuestro sentir colectivo.  A esos que defienden a capa y espada lo tradicional quiero decirles que no escupan para arriba y recordarles que lo que hoy es tradición en un momento fue novedad.
El desgranado que se encuentra de norte a sur,  con sus respectivas variaciones está lleno de sabor, tiene un aporte proteico que puede variar entre carne de res, pechuga de pollo, chorizo y butifarra (si la nuestra, aunque no es estrictamente la soledeña la hace una empresa muy barranquillera), sobre una cama de bollo de limpio, ese delicioso envuelto de maíz que te acompaña a veces en la mañana y lechuga que le aporta frescura y sirve de vehículo de sabores. Tiene un topping de queso duro, otra perla del caribe, y papita fosforito o como se dice en el argot cocinero, papa chonto. Y la cereza del pastel, esta delicia va coronada de salsa tártara. En un solo bocado tienes algo crocante, cremoso, fresco, tibio, caliente, salado y dulce.
El chuzo desgranado que le da de comer no sólo a los que frecuentan estos sitios de sillas Rimax y tenedores desechables,  sino a los dueños de estas empresas que dejaron hace rato de ser negocios informales para convertirse en lucrativas fuentes de ingreso y empleo, es un must o debería ser en todas las guías turísticas de la ciudad. ¿Quieren un bocado de la Barranquilla moderna y urbana? Cómanse un desgranado y váyanse a dormir!
¿Qué si a mi me gusta el desgranado? Sólo les puedo decir que en mi escala de delicias personales el chuzo está entre el Mote de queso y la Creme Bruleé y que cuando he vivido fuera de esta ciudad un chuzo desgranado es lo único que quiero para recordarle a mi alma caribe que está viva y que pertenece a esa ciudad donde se desgrana hasta un chuzo!
Mi tocinetas caramelizadas, si vienen a Barranquilla no olviden empacar su respectivo Alka-Seltzer!
COLETTE